Las Palabras Mágicas

Viernes, 24-feb-2012
Con la iniciativa de Escenarios Educativos, la compañía Open Theatre representó, en inglés, para un nutrido grupo de escolares, la obra The Boarding School of Horrors.

Cuando terminó la función, y el público abandonaba la sala, llegaban José Escánez, Alberto Cerezuela y Cristóbal García. Acababan de tomar un café en el bar de la esquina, y al ver que se abrían las puertas del teatro, no pudieron resistirse a entrar. El teatro, esa conjunción de edificio y de arte, una vez que se inserta en nuestro espíritu no cesa de crecer. Cada uno descubre un motivo, pero el teatro condensa las aspiraciones de muchos.

Accedieron al patio de butacas sorteando el jubileo de colegiales bilingües. Una vez dentro, y elevando su mirada a las alturas, la conversación corría animada, y las expresiones de sus caras atestiguaban las ideas, que quizás la inspiración de este lugar les ofrecía a cada instante. Cristóbal, actor por encima de muchas cosas, se sintió encandilado por el escenario, y aún sin terminar de recoger los decorados de la función anterior, de pie sobre las tablas extendió los brazos y pronunció las palabras que hicieron el hechizo de convertir un edificio en un teatro,… 
¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así, qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido.



2 comentarios:

  1. Anónimo10:48

    Si es que no puede uno resistirse jajajaja.
    Cristobal.

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  2. Si Cristóbal, además, ya sabes que esta adicción no tiene cura.

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