Sábado, 10-ago-2013
Al
entrar esta mañana percibí las tablas del escenario aún tibias por la
representación, la pasada noche, de la zarzuela La Canción del Olvido. Cuyos
sones han resistido vigorosamente en mi mente, desde entonces. Ahora, se abren
de nuevo sus puertas dando la razón a quienes manifiestan que este teatro
saborea una revitalización por el incremento de acontecimientos que aquí se producen.
Con
apreciable aforo, y con puntualidad española, es decir, algo más de diez
minutos después de la hora acordada, comienza el acto de presentación y firma del libro
Zombies Flukatsaw (Editorial United P.C.). Su autora es una jovencísima
almeriense de 16 años, Paula Chacón. Acompañada, en la presentación, por su
antiguo profesor José Mario Sarabia, conocido pintor acuarelista; y por Juan
García, en representación de la empresa del teatro. El libro cuenta una
historia de amor entre dos adolescentes, en un decorado post apocalíptico muy
peligroso, en el que los protagonistas tendrán que sobrevivir a los ataques de
los zombies. Escrito a partir de una idea que su autora tuvo en un sueño, contiene
claves ocultas en la narración, que se descubren al final, pero que el lector
avispado quizás pueda ir descifrando.
Desde
siempre, la familia de Paula se preocupó, no sin esfuerzo, de infundir en su
espíritu la afición por la lectura. Muy especialmente su abuela materna, que la
obligaba a leer todos los días, consciente de la importancia y la repercusión
que para toda su vida, obtendría al nadar entre las olas que salpicarían su
mente de ideas, leyendo las páginas de los libros. Así, desde muy temprana
edad, ha escrito pequeñas historias y poemas. Además, posee más inquietudes
artísticas bastante asentadas, como la pintura.
Una
de mis películas favoritas es Excalibur, dirigida en 1981 por John
Boorman. Cuenta la historia del Rey Arturo, su espada Excalibur, el mago
Merlín, y los caballeros de la
Tabla Redonda. Boorman nos ofrece la versión más completa y
conmovedora de esta conocida leyenda. Nicol Williamson interpretó, de forma
magistral, a un Merlín tan sabio como espontáneo. En una escena, este cogió en
sus brazos a un recién nacido, el futuro rey, y dijo: La semilla del futuro se
ha de plantar en el presente.
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