Viernes, 16-mar-2012
Esta mañana han comenzado los trabajos de reformas de la moqueta de entrada al teatro. Los operarios avisaron que llegarían a primera hora, y además lo han cumplido. El mayor deterioro quizás provenga de las fiestas de Nochevieja de los últimos años. A juzgar por cómo se comportan algunos jóvenes que asisten a ellas, este tipo de fiesta debería llamarse la fiesta del Como si no Hubiera un Mañana.
Los dos especialistas que han venido, como profesionales han seguido el protocolo, y tras una mínima inspección previa, lo primero que han dicho ha sido esa expresión, que es como el pistoletazo de salida para ponerse a trabajar a fondo y poner todo patas arriba. Los voluntariosos trabajadores han dicho: ¡Aquí hay que sanear!
Bajo la estropeada moqueta que se ha sustituido, han aparecido diversos restos de otras moquetas, de anteriores periodos históricos, a modo de estratos, y por último el suelo original. A estos estratos los he dado en llamar Cervantes 1, Cervantes 2, y así sucesivamente. Del mismo modo que Schliemann fue descubriendo los distintos estratos cuando excavó en Hisarlik y descubrió la antigua y mítica ciudad de Troya. Donde Agamenón, Ulises y Aquiles, entre otros, lucharon en la famosa guerra, cuya parte final describe La Ilíada. Seguramente, Schliemann no se detuvo ante el hallazgo de su primer estrato de la ciudad, porque el capataz de los obreros que contrató, le dijo esa frase que sirve como un pistoletazo de salida para ponerse a trabajar a fondo.
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