La Impronta de los Clásicos

Lunes, 5-mar-2012
Transeduca ha organizado la función teatral de esta mañana. Ha contado con la compañía Teatritus, compuesta por cinco personas, de las que actúan cuatro, para representar Frankenstein, la inmortal historia que escribiera Mary Shelley. Con un elaborado trabajo de vestuario y ambientación, para lo que suele verse en estos casos, esta compañía la ha escenificado con la dignidad que esta obra clásica merece. Más aún, al terminar cada representación, los actores desde el escenario han intercambiado impresiones con el público, sobre la obra y sobre su trabajo.

Son muchas las versiones que de esta historia se han hecho, a través de los años, en cine, teatro y televisión. Cuando mencionamos al monstruo de Frankenstein a casi todos nos viene a la imaginación un ser de gran altura, cicatrices en la cara, con un tornillo a cada lado de su cuello, y con torpes, pero fuertes movimientos. Sin embargo, esa imagen con los tornillos en el cuello solamente los llevó el actor Boris Karloff cuando interpretó al monstruo en la película Frankestein, allá por el año 1931. Nunca más, nadie los usó al caracterizrse en ninguna otra película, sin embargo, al menos para las personas de mi generación, es la imagen clásica que ha perdurado a través del recuerdo colectivo.


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